martes, 24 de diciembre de 2013

Se terminó Homeland (SPOILER)

Se terminó Homeland, ya sé que solo la tercera temporada y que continuará, pero no para mí. Yo no volveré a ver un capítulo de esta serie porque estoy cansado de que se estiren tramas absurdamente y estoy cansado también de que los responsables de según que series crean que pueden sobrevivir años con una sola idea.


Como ya pasara con Prison Break, una gran idea puede dar para una gran temporada, como fue la primera de la serie protagonizada por Wentworth Miller y Dominic Purcell, sin embargo, todo lo que vino después, y a pesar de grandes apariciones como las de William Fichtner interpretando a Alexander Mahone o Paul Adelstein como Kellerman, todo lo que vino después, decía, fue bajar el nivel cada vez más y más.
Pues algo parecido ha pasado en Homeland, un planteamiento inicial bastante interesante, que te puede dar tranquilamente para una gran primera temporada, pero nada más, no hemos encontrado nada más a pesar de que hemos seguido sus evoluciones con interés. Sobre todo en esta tercera temporada recién finalizada, Homeland no ha ido a ningún hacia ningún sitio, no ha aportado más que tramas imposibles e inverosímiles y a tomado un cariz imperialista bastante decepcionante.
Si, imperialista en el sentido de que, con la imagen de Irán que proyecta la serie, me pareció incoherente (con ellos mismos) que en el último episodio, cunado Carrie llora entre la muchedumbre entusiasmada mientras Brody es ahorcado, ésta no fuera linchada por los fanáticos islamistas. Y es que lo que al principio de la serie pareció ser una imagen más o menos realista de la guerra contra el Islam, recordemos que se justifica con creces la conversión del soldado americano en seguidor de Alá, termina siendo un alegato contra el enemigo de turno, ahora Irán. Pese a las apariencias, el caso es que, al final, los buenos son cada vez más buenos y los malos son cada vez más malos, y cuando los buenos ganan, el mundo vive feliz en medio de una paz idílica gracias al buen hacer de la CIA (me parece vergonzante la escena en que Saul y su mujer se congratulan mutuamente por haber instaurado la paz entre occidente y oriente medio, pero a qué precio, habría que preguntar, si es que alguna vez se da tal situación, ahora mismo más propia de una serie de ciencia ficción)
En mi opinión, Homeland ha ido perdiendo el norte como serie en varios sentidos, uno podría ser en cuanto a la trama, que se va liando y liando hasta terminar siendo algo totalmente irreal. (algo que no tiene nada de malo en según qué contextos pero que me parece una falta de rigor en una serie tan encuadrada en un espacio-tiempo tan determinado) Constituye un fenómendo bastante habitual y que podríamos llegar a denominar JJ-Abranismo (sólo habría que recordar ejemplos como Alias, Fringe o Lost, series que, a quien nos gustan, nos gustan, pero que hay que reconcer que antes o después perdieron el norte, y todo en un contexto más que justificado de ciencia ficción)
Volviendo al imperialismo, lo que comenzó con unas dudas comprensibles de Brody entre dos bandos que comparten la responsabilidad de una guerra casi a partes iguales, con buenos y malos en ambos sitios, ha terminado siendo una chufla nacionalista con el enemigo de turno puesto en el centro de la diana del odio.


Más allá de esto, Homeland tiene otros pecados. Aunque hay que congratularse de que, por fin, y como poco una temporadas más tarde de lo que debían, hayan matado a Brody, que estaba dando tumbos sin sentido por el mundo; no se puede obviar el hecho de la pérdida de importancia del resto de la familia Brody en el peso específico de la serie. Esto es un problema de base, una desonsideración importante. Es una falta de respeto para el espectador, que ha estado conociendo a estas personas desde el inicio de la serie, dejarle de repente sin sus personajes. Podríamos entrar a discutir si eran buenos personajes, o no, o si eran muy interesantes o poco, pero lo innegable es que eran parte importante de la serie y no puedes deshacerte de ellos sin motivo. En términos númericos, todos los minutos dedicados a la familia Brody han producido un 0 en cuanto a trama. Como espectador siento que el tiempo invertido en esa familia ha sido inútil, que cada minuto de serie dedicado a ellos no ha servido para nada, ya que no han gozado de una historia y, lo que es peor aún, se ha anunciado que dejarán de formar parte del elenco principal, por lo que ya sabemos que tampoco la tendrán.


Esto es un ejemplo de lo que decía antes: Si no vas a darle un protagonismo a esas personas, ¿para qué las pones ahí? La respuesta es que las pusieron ahí porque le venía bien para su idea inicial (el soldado que regresa a América con su familia) pero es que más allá de esa idea inicial, Homeland no ha aportado nada. Se inventaron la trama del intento de suicidio de Dana, por cierto muy mal llevada y peor finalizada, y se han olvidado del resto, ¿qué pasa con el romance entre Jessica y Mike? ¿y el hijo pequeño, Chris? ¿ha hecho algo alguna vez en la serie, además de jugar a las cartas y crecer? Todo esto sin mencionar el hecho de que nunca jamás, bajo ninguna circunstancia, una serie debería prescindir de una actriz como Morena Baccarin, pero ese es otro tema (En ocasiones hecho de menos Firefly)


Esto me recuerda, en el mal sentido, a la segunda temporada de Lost, en la que se dedican capítulos y capítulos a presentarnos nuevos personajes (los de la cola del avión) que van a terminar todos muertos antes del final de la tercera. Si los vas a matar (aun con el escándalo de Michelle Rodriguez) ¿para qué destinas horas de la serie a que los conozcamos?
Con todo y con esto, Homeland podría haber sido una gran serie de una temporada, si Brody hubiera hecho estallar aquel chaleco bomba, o inlcuso de dos, si el final hubiera sido una escapada conjunta de Carrie y Brody y todos felices; pero a base de querer exprimir la gallina de los huevos de oro la han terminado matando, y lo peor es que ya estaban avisados.
Para mí, Homeland terminó con la muerte de Brody, aunque quizá vea ese spin-off que van a sacar de Carrie en Istambul (que gran ciudad es Estambúl, y que gran canción es Istambul not Constantinople)


miércoles, 18 de diciembre de 2013

Dates: Los 180 minutos mejor empleados de la semana

Dos caminos me llevaron, casi de manera simultánea, a aprovechar 180 minutos de mi vida viendo los nueve episodios de Dates, una serie británica emitida durante éste 2013 en Channel 4 y que es sorprendentemente agradable.

La primera vez que escuché hablar de Dates fue en boca de una de las seriéfilas de las que más me fío, Isabel Vázquez (), que habló maravillas de la serie en la edición especial sobre lo mejor de 2013 en el programa Taller Canal Plus. La otra vía para llegar a Dates, el empujón final para verla, fue mi malsana obsesión (sana obsesión en realidad) por la gran Oona Chaplin () cuyo papel en Dates como Mia (Celeste) es digno de enamoramiento repentino.
Así las cosas, he de reconocer que apenas en una tarde devoré la primera (y esperemos que no sea la última) temporada de Dates, ya que es una serie muy fresca, muy novedosa, cuyos capítulos no dejan tiempo al aburrimiento, ni incluso a la reflexión, pasan muchas cosas en muy poco tiempo, pero tampoco de forma atropellada. Adscribiendose así al patrón de narración de las series británicas, que no estira tramas, ni se regodea en preliminares, alineándose en cierto modo con el gran éxito británico de los últimos años, la primera temporada de MisFist (sólo la primera temporada) a la cual éste blog le dedicará próximamente el monográfico que se merece.
La estructura de los capítulos es simple, cada uno se centra en una cita, previamente concertada por internet, entre dos sujetos que, en principio, no se conocen. Partiendo de este concepto (habría que reconocer que un poco inverosimil para el público español, pero que es una actividad más arraigada en Reino Unido) en Dates confluyen personalidades de todo tipo, que abarcan un espectro de sensaciones, sentimientos y situaciones con las que el espectador se puede llegar a ver totálmente identificado. Conforme avanza la temporada, vemos como algunos personajes repiten cita, otros tienen nuevas compañías y otros hacen confluir sus conquistas con más o menos fortuna. En cualquier caso, es más que interesante ver como los personjes, que no son encefalogramas planos, van mostrando las arístas de su personalidad, revelándose ante el espectador, que sin querelo, cada vez está más ansioso por saber más y más de ellos.


Creada por Bryan Elsley, las buenas actuaciones no se limitan a la ya mencionada Oona Chaplin, sino que hay que destacar el inmenso capítulo que se marca Greg McHugh como Callum, con la estimable colaboración de Gemma Chan como Erica, en la sexta entrega. El buen trabajo de Ben Chaplin (que nada tiene que ver con Oona) o los de Will Mellor o Katie McGrath, un reparto con unas prestaciones asombrosas.
Así pues, tengo que recomendar encarecidamente ésta serie para todo aquel que desee emplear bien 180 minutos de su vida, porque me parece una obrita maestra, porque con muy pocos personajes, con muy poco presupuesto y con muy pocos alardes de grandeza (en Dates es más importante el qué que el cómo) esta serie es el ejemplo de que con muy poco se puede hacer mucho.