miércoles, 18 de diciembre de 2013

Dates: Los 180 minutos mejor empleados de la semana

Dos caminos me llevaron, casi de manera simultánea, a aprovechar 180 minutos de mi vida viendo los nueve episodios de Dates, una serie británica emitida durante éste 2013 en Channel 4 y que es sorprendentemente agradable.

La primera vez que escuché hablar de Dates fue en boca de una de las seriéfilas de las que más me fío, Isabel Vázquez (), que habló maravillas de la serie en la edición especial sobre lo mejor de 2013 en el programa Taller Canal Plus. La otra vía para llegar a Dates, el empujón final para verla, fue mi malsana obsesión (sana obsesión en realidad) por la gran Oona Chaplin () cuyo papel en Dates como Mia (Celeste) es digno de enamoramiento repentino.
Así las cosas, he de reconocer que apenas en una tarde devoré la primera (y esperemos que no sea la última) temporada de Dates, ya que es una serie muy fresca, muy novedosa, cuyos capítulos no dejan tiempo al aburrimiento, ni incluso a la reflexión, pasan muchas cosas en muy poco tiempo, pero tampoco de forma atropellada. Adscribiendose así al patrón de narración de las series británicas, que no estira tramas, ni se regodea en preliminares, alineándose en cierto modo con el gran éxito británico de los últimos años, la primera temporada de MisFist (sólo la primera temporada) a la cual éste blog le dedicará próximamente el monográfico que se merece.
La estructura de los capítulos es simple, cada uno se centra en una cita, previamente concertada por internet, entre dos sujetos que, en principio, no se conocen. Partiendo de este concepto (habría que reconocer que un poco inverosimil para el público español, pero que es una actividad más arraigada en Reino Unido) en Dates confluyen personalidades de todo tipo, que abarcan un espectro de sensaciones, sentimientos y situaciones con las que el espectador se puede llegar a ver totálmente identificado. Conforme avanza la temporada, vemos como algunos personajes repiten cita, otros tienen nuevas compañías y otros hacen confluir sus conquistas con más o menos fortuna. En cualquier caso, es más que interesante ver como los personjes, que no son encefalogramas planos, van mostrando las arístas de su personalidad, revelándose ante el espectador, que sin querelo, cada vez está más ansioso por saber más y más de ellos.


Creada por Bryan Elsley, las buenas actuaciones no se limitan a la ya mencionada Oona Chaplin, sino que hay que destacar el inmenso capítulo que se marca Greg McHugh como Callum, con la estimable colaboración de Gemma Chan como Erica, en la sexta entrega. El buen trabajo de Ben Chaplin (que nada tiene que ver con Oona) o los de Will Mellor o Katie McGrath, un reparto con unas prestaciones asombrosas.
Así pues, tengo que recomendar encarecidamente ésta serie para todo aquel que desee emplear bien 180 minutos de su vida, porque me parece una obrita maestra, porque con muy pocos personajes, con muy poco presupuesto y con muy pocos alardes de grandeza (en Dates es más importante el qué que el cómo) esta serie es el ejemplo de que con muy poco se puede hacer mucho.

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