El episodio arranca en una estación de autobuses, donde el agente durmiente del capítulo anterior arranca su misión,
no sin antes soltar lo que podríamos llamar un manifiesto de La Red. Un
discurso en el que casi regaña a una mujer por tener un hijo. Momentos
de lucimiento ya alejados si echamos la vista atrás en la historia de la
serie.
Pietre está en el hospital, entubado, y Jessica Hyde cuidándolo, lejos del ´andar y matar´ que me esperaba. Parece una hermana normal. Parece otra persona. Incluso cuando aparece Lee con la idea de matar a su hermano solo lo impide, ni lo secuestra ni lo mata. Esto no es propio de ella.
Y ahí están todos, Becky y Wilson,
también Ian, como si nada hubiera pasado. De repente, sin saber muy bien
cómo, todos van a lo mismo. El objetivo del grupo es detener al agente durmiente que está a punto de liberar la gripe rusa, teniendo en cuenta que la vacuna no funciona.
Gracias a la historia que le contó Milner a Wilson, saben que tienen tres posibles sospechosos,
el que conoció Wilson en el centro comercial no es el afortunado, por
lo que tienen que conseguir los nombres de los otros dos. Descubren que
Gorski, el profesor del malogrado Donadson, está vivo y conoce los
nombres. Lo visitan en la prisión donde está y, sin mucho esfuerzo, los
consiguen.
Entre tanto, el agente durmiente ya está activo y está recolectando las localizaciones en las que tiene que liberar la gripe rusa, y de camino va dejando un reguero de cadáveres, incluido el profesor Gorski, una vez que ya había confesado.
Tras este asesinato, localizan el aparcamiento donde está la carga con la gripe rusa y le tienden una trampa.
Jessica se pone el mono de trabajo pero, adivinen, se le escapa. Esto
no es coherente, no con la vida real, sino con la historia de la serie.
Ellos nos habían vendido un personaje que ahora resulta que no es como
pensábamos que era. Esto me indigna. Al menos esta vez lo habían
previsto, así que Ian estaba ahí colocado en la salida esperando al sujeto, al que mata de forma lamentable, por cierto. Por favor, ¡Qué alguien deje de darle papeles a Nathan Stewart-Jarrett! ¿Qué forma de llorar es esa? En fin.
Por su parte, Becky, mientras participa
en esta rara forma de salvar al mundo (otra vez) está quedándose sin
tratamiento, así que asume que va a morir y le pide a Ian que esté con
ella en los últimos momentos de su vida. Sin embargo, Jessica aparece en el momento justo para darle un motivo, así que Becky decide suicidarse.
Lo bueno, esto si hay que destacarlo, es muy bueno, es que Carvel, que
había aparecido antes haciendo números en una pizarra, había estado
intentando reproducir el medicamento que tomaba, es entonces cuando
descubre que las pastillas que tomabas eran un opiáceo, esto es, que nunca había estado enferma,
Donaldson la había estado drogando para hacerle creer que lo estaba y
así tenerla sugestionada. Sí señor, esto es una trama bien llevada en el
tiempo, perfectamente justificada y con un final sorpréndete. Esto es
lo que nos gusta. Esto, en el resto de tramas, es lo que me ha faltado.
Al final Ian la salva, le hace vomitar lo que fuera que se tomara y
parece que vivirá.
Sea como fuere, el caso es que Dugdale
cree tener una forma de escapar, de huir con su familia, pero eso nunca
termina de pasar. Wilson Wilson lo impide. Y lo hace porque, sin darnos
cuenta, se ha convertido en el nuevo Mr. Rabbit. Ha frenado la
epidemia de gripe rusa, sí, pero porque se da cuenta de que no necesita
un genocidio a nivel mundial para que la humanidad se vacune, solo
necesita el miedo a una epidemia, así que eso es lo que hará, eso sí, después de matar a Lee y de tatuarse con un cuchillo en la barriga el símbolo de Rabbit. Larga vida al nuevo César, te seguiremos en la próxima temporada, aunque con menos entusiasmo, la verdad.
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